Es a través de este contacto que vamos a hablar un poco de lo que está pasando en los mercados nacionales e internacionales. Como primera medida, comenzaremos bajando la economía a tierra explicando cómo cada movimiento afecta nuestra economía doméstica. Además, es importante que tengamos claro que una macroeconomía no es más que un conjunto de economías familiares multiplicadas por millones de veces.
Trataremos de que los lectores se incorporen al mundo de las criptomonedas y descubran cómo esto, afectará a todo un nuevo sistema de “Gobernanza”; término nuevo, que iremos desarrollando a mediano y corto plazo. Las “criptos” son solo la punta del iceberg, mientras que, por debajo se viene un nuevo ecosistema para la toma de decisiones en forma descentralizada sin la intervención de terceras partes (Sistemas políticos y bancos). También, emparentaremos la política nacional. Veremos cómo cada declaración afecta los mercados y por ende, nuestro bolsillo.
El objetivo será entender lo que realmente pasa, uniendo cabos para así, anticiparnos a ciertas jugadas que pueden llegar a beneficiarnos o perjudicarnos en el futuro.
Es importante que quede bien en claro que las bolsas y mercados no son una ciencia netamente linkeadas a la economía, sino una ciencia social que actúa, en relación directa, a miedos y expectativas futuras de las personas. Además, creo que será de gran utilidad, tocar otros temas de principal importancia para el sector agropecuario, con respecto a futuros bursátiles, materias primas, tendencias de precios, etc. Al ser este un mundo sumamente amplio, llevará tiempo, tal vez años de aprendizaje, pero es hasta que las ideas decanten por su propio peso.
Mi intención es que por tus propios medios, y en base a herramientas que vamos a ir viendo, saques tus propias conclusiones y no te dejes engañar. Siempre, dejando bien en claro que, en ninguna de las colaboraciones que iré haciendo en este medio, serán una recomendación de inversión ni nada que le parezca, ya que no soy ni pretendo ser tu asesor financiero. Entonces, cuando estemos hablando de ciertos temas relacionados a posibles tendencias o movimientos, estos, serán únicamente a modo de “visión personal”, con los que podrás estar de acuerdo o no. ¿Qué te quiero decir? Si me preguntas a cuánto va a estar el dólar Blue la semana que viene mi respuesta será “No lo sé”. Ahora, si te gusta la futurología hay otros espacios que te pueden brindar este tipo de información.
Me tomo el tiempo para explicarte qué es lo que vas a poder encontrar en esta columna o charlas escritas por amigos en algún café, pero de ante mano te cuento que soy políticamente incorrecto y no tengo compromiso partidario con nadie, con lo cual me encanta, de sobre manera, exponer las malas intenciones de los que nos gobiernan, quienes siempre van en pos de obtener un beneficio propio.
Intentaremos también de darle algún tinte de humor, ya que en los recintos bursátiles se conocen de ante mano, algún que otro chimento que generalmente suele venir de muy buenas fuentes y dejan en descubierto como fue realmente lo que sucedió y como se tratará de contar para minimizar sus efectos colaterales.
Se me hace necesario reiterar lo dicho en relación a que estamos emparentados con la economía, las ciencias sociales y el ámbito del derecho Muchas de las medidas que se toman previamente deben ser circunscriptas a un marco legal regidos por nuestra constitución, la comisión nacional de valores y otros medios que aplican normativas a los actos en cualquiera de los recintos bursátiles.
“Los mercados se anticipan a cualquier crisis”, trataremos, en lo posible, de anticiparnos a estos ciclos aunque “NADIE” puede saber qué es realmente lo que va a suceder ni en qué momento, principalmente cuando gobiernos, como el de turno, sacan resoluciones a medias tintas, mientras se juega una final de fútbol y el oportunismo político grita gol.
Si más preámbulo, quiero introducir lo que llamamos “El efecto cobra” para que, en algún momento del día saques tus propias conclusiones y lo traigas a nuestra economía.
El efecto Cobra:
El gobierno colonial británico en la India tenía un gran problema: las cobras mataban mucha gente en Nueva Delhi. Por ello, decidió tomar cartas en el asunto y esperando acabar con el problema, estableció una ley, por la que se pagaban 45 rupias a todo aquel que llevase una cobra muerta a las autoridades. Pero, los británicos no contaban con el ingenio de los hindúes que, acostumbrados a las cobras, pronto comenzaron a reproducirlas dado que les pagaban muchas más rupias por las crías muertas que el costo que tenían al reproducirlas.
Cuando los ingleses se dieron cuenta de que el programa de recompensas no funcionaba, cancelaron los pagos y la población de cobras cautivas, que ahora no valía nada, fue dejada libre. Así, Nueva Delhi, terminó ahogada en un alud ofídico bastante más grave que el que tenía antes de la “solución”.
Unos años después, se cometió el mismo error en la ciudad de Hanói. En este caso, los franceses pagaban por la cola de las ratas, por lo que los nativos se limitaron a criarlas, cortar sus colas y liberarlas. Sobra decir que la población de ratas se incrementó… y en particular la de ratas sin cola.
Desde entonces, cuando una medida termina por tener un resultado diametralmente opuesto a lo que originalmente se deseaba, se le conoce como “efecto cobra” y hay muchos ejemplos.
Abrazos a los lectores.
Artemio del Mercado