Adriana vive en la provincia de Buenos Aires, tiene 75 años y, en marzo, recibió la primera dosis de Sputnik V. Todavía está esperando la segunda. Mientras tanto, en la Rioja, la semana pasada, se vacunó a menores de entre 12 y 17 años, sin comorbilidades. Para esto se utilizaron vacunas del laboratorio Moderna, que son unas de las indicadas para completar el esquema de inoculante ruso.
Este simple hecho muestra que, pese a los meses que se llevan de pandemia, en la Argentina se dificulta mostrar una estrategia organizada para combatir el virus.
Con la llegada de la variante Delta, los especialistas advierten que es necesario contar con, al menos dos dosis, de cualquier vacuna. Se puntualiza que la población de riesgo debe ser la primera en estar protegida. Sin embargo, la realidad argentina muestra la falta de coordinación, a nivel nacional, para llevar adelante la vacunación.
De esta manera, una provincia decide hacer uso discrecional, con jóvenes, de una vacuna que es necesaria, en otro distrito, para personas mayores.
Desde el gobierno riojano explicaron que la decisión de vacunar a menores sin enfermedades previas se trató de un operativo de excepción. En la práctica, significó el uso de vacunas que podrían haber ido a personas que las necesitaban con mayor premura.
“Fue una decisión política del gobernador para llegar más rápido a inmunizar a toda la población”, explicaron a los medios y aclararon que no se debió a que tuvieran dosis sobrantes o que se hubiera completado el esquema a los mayores. Una medida que va a contramano de lo que se aconseja, incluso, por parte de autoridades nacionales.
Otro ejemplo que confirma este mal manejo tiene que ver con la falta de criterio de qué vacunas dar y a quiénes.
Está claro que el incumplimiento del laboratorio Gamaleya agravó los problemas locales. Se avanzó en aplicar la primera dosis de Sputnik, cuando otras variantes eran predominantes, con el objetivo de cubrir la mayor parte de la población. El faltante de la segunda dosis rusa y la mayor disponibilidad de otras, dejó un cuadro delicado.
Hay adultos mayores con una sola dosis de Sputnik, mientras personas de 40 años o menos, sin enfermedades previas, tienen el esquema completo de AstraZeneca o Sinopharm
Falta de coordinación
Un tercer punto sigue la línea de falta de coordinación y de estrategias inteligentes.
Está demostrado que, quienes ya transitaron la enfermedad, logran un nivel de anticuerpos superior al de haber recibido una vacuna. Según los estudios, una persona que ya estuvo contagiada y recibe una dosis de cualquier vacuna, adquiere una protección mayor a la de dos dosis sin haber estado contagiado.
En algunos países, a quienes ya tuvieron coronavirus, se decidió aplicar sólo una dosis de vacuna porque, de esa forma, se logra una inmunización alta y se ahorra una dosis para otra persona.
El presidente, Alberto Fernández, remarcó, más de una vez, los problemas que existen para acceder a inoculantes. “Estamos en un desierto de vacunas” dijeron funcionarios. Ante esta situación, lo aconsejable es hacer un uso racional.
En el país hay más de 5 millones de personas que se contagiaron de coronavirus, desde marzo del año pasado. En ningún momento se dispuso una vacunación selectiva para que, quienes superaron la enfermedad, no recibieran dos dosis.
Es por eso que hay argentinos – incluso menores de 50 años - que se contagiaron y recibieron un esquema completo de vacunación. En tanto, Adriana, de 75 años, con una sola dosis, teme por la llegada de la variante Delta.