La desesperación por escapar de Afganistán tras la toma del poder por parte de los talibanes causó caos en el aeropuerto de Kabul, donde algunas personas se aferraron a aviones a punto de despegar.
Las imágenes divulgadas en redes sociales mostraron a decenas de personas intentando sujetarse de un avión de transporte militar estadounidense, mientras otras corrían por la pista del aeropuerto.
Algunas, incluso, intentaron mantenerse sobre la nave, con el sueño de viajar como polizones y salir del país. No obstante, grabaciones posteriores mostraron cómo algunos cuerpos u objetos cayeron desde el aire segundos después del despegue.
Por el momento, testigos reportaron a Reuters la muerte de al menos cinco personas, aunque apuntan a tiroteos o a estampidas por los disparos.
La marea de gente comenzó a llegar desde anoche al aeropuerto internacional Hamid Karzai, en la capital afgana, con muchos de ellos sin ni siquiera documentos de viaje o visado, pero intentando ingresar a alguno de los vuelos de repatriación.
En este momento, todos los vuelos desde Hamid Karzai están temporalmente suspendidos, según informó en un comunicado la Autoridad de Aviación Civil Afgana (ACAA), que también pidió que todos los vuelos civiles eviten el sobrevuelo de Afganistán, donde los talibanes recuperaron el poder.
En este contexto, un grupo de 70 países de todos los continentes instaron este lunes a "quienes ocupan cargos de autoridad en todo Afganistán" que permitan a los ciudadanos del país y a los internacionales marcharse del país asiático.
La debacle es total para las fuerzas de seguridad afganas, financiadas durante 20 años con cientos de miles de millones de dólares de Estados Unidos.
El movimiento islamista radical inició una ofensiva tras el inicio de la retirada de las tropas extranjeras, en particular estadounidenses, y tomó el control del país, veinte años después de haber sido expulsado por una coalición encabezada por Estados Unidos debido a su negativa a entregar al líder de Al Qaeda, Osama Ben Laden, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
China fue el primer país que dijo querer mantener "relaciones amistosas" con los talibanes, mientras Rusia afirmó que su decisión de reconocer el nuevo poder dependería de "sus acciones", y anunció que su embajador se reunirá mañana con los insurgentes.
Por el contrario, el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, consideró que "no era el momento" de reconocer al régimen talibán y definió su retorno al poder como un "fracaso de la comunidad internacional". (Infobae, Télam y EFE)