Policiales 08/08/2021 20:18hs

Treinta kilos, tormentos y comida para perros: cómo reconstruyó Sonia Molina, la secuestrada por Fanny Heit y su esposo

Sonia Molina logró escapar a fines de 2012 después de tres meses de estar secuestrada en la vivienda que la pareja alquilaba en Coronel Suárez. Por qué su caso es un paradigma en la Justicia.

Treinta kilos, tormentos y comida para perros: cómo reconstruyó Sonia Molina, la secuestrada por Fanny Heit y su esposo Treinta kilos, tormentos y comida para perros: cómo reconstruyó Sonia Molina, la secuestrada por Fanny Heit y su esposo

La dramática historia de María Eugenia que se reveló esta semana durante el juicio a Oscar Alberto Racco, quien era su pareja y la retuvo cautiva 23 años en el altillo de una casa de la ciudad de Rosario recordó otro aberrante caso, paradigmático, que conmocionó a los vecinos de Coronel Suárez y tuvo repercusión a nivel nacional a fines de 2012.
 
Los protagonistas fueron el falso Pastor Jesús Olivera y su esposa la periodista del canal local Cablevisión Estefanía Heit, ambos acusados y condenados por reducir a la servidumbre, lesionar gravemente y estafar a Sonia Molina, quien pudo escapar de la casa donde la tenían secuestrada después de tres meses de calvario. Pesaba en ese momento sólo 40 kilos y estaba al borde de la muerte.
 
Sonia Molina denunció haber estado encerrada ese tiempo en la vivienda de Grand Bourg 1832 que la pareja alquilaba. Dijo que fue violada, alimentada con comida para perros, sometida a tormentos, servidumbre y estafa hasta que consiguió escaparse por una ventana el 12 de noviembre de 2012.
 
Sin embargo, Heit y Olivera nunca lo reconocieron. Insistían en que Sonia no vivía con ellos, que solo compartían mucho tiempo diariamente porque formaban parte de una ONG llamada Siglo XXI que trabajaba con chicos con discapacidades, hacía tarea solidarias y donaciones; reconocida incluso, por UNICEF, por el Concejo Deliberante local y por distintas organizaciones. Aseguraban que ella vivía en la casa de otra familia, donde trabajaba como empleada doméstica y bajo el sistema de “cama adentro”.
Lo cierto es que dos años después, en 2014, el caso llegó a juicio y las imágenes que se mostraron durante las audiencias fueron claves para el fallo condenatorio de la Justicia. Se podía ver a la víctima en una situación de sometimiento extremo: no se podía mantener parada y se orinaba encima, mientras la insultaban y la pateaban. 

 

De esta manera, el tribunal condenó a la periodista y a su pareja, el falso pastor, a 13 y 18 años respectivamente de prisión. La condena de Jesús Olivera fue confirmada por el mismo tribunal en agosto de 2018, mientras que el fallo que confirmó la sentencia de Heit fue firmado en mayo del año pasado. Sin embargo, solo uno de los dos está en la cárcel.

 

Ella quedó embarazada de Olivera durante el encierro y la Justicia la liberó en 2017 para que siguiera cumpliendo condena en un domicilio de Suárez debido a que padecía diabetes gestacional.

 

“El caso de Sonia fue un antecedente importantísimo para todo lo que vino después, fue paradigmático”, definió en diálogo con TN.com.ar Gustavo Avellaneda, el abogado que la representó en el proceso. Entonces explicó que aquella “fue la primera vez en la que se ventiló en un debate oral un caso tan fuerte”. Y remarcó: “La primera vez que se le dio tanta relevancia a la voz de la víctima”.

 

De hecho, explicó el letrado, “las condenas se basaron en el testimonio de Sonia” y a pesar de que ahora parezcan escasas en relación al daño que la pareja le causó, en ese momento estuvieron conformes con la decisión de los jueces. “Sonia entendió que se hizo justicia y eso le permitió cerrar el capítulo”, subrayó.

PUBLICIDAD

 

No obstante, Avellaneda resaltó la diferencia con el desenlace que tuvo otro caso muy similar que salió a la luz apenas unos años después, en el que también le tocó representar a una víctima que logró escapar y hacer la denuncia. Se trataba de una madre y sus dos hijos, a quienes los medios bautizaron entonces como “El clan Benítez”, que llegaron a juicio en 2019 acusados haber mantenido cautivas a dos mujeres en su casa de la calle Güemes al 3700.

 

Durante meses, las víctimas fueron torturadas, abusadas sexualmente y hasta mordidas por perros. “En ese caso se consiguió una perpetua”, señaló el letrado en contraposición con el fallo de Coronel Suárez. Y agregó: “La diferencia de condenas te marca los tiempos sociales”. La voz de Sonia fue una suerte de disparador que colocó a la mujer en otra posición y abrió el marco para los movimientos feministas que meses después se hicieron escuchar con fuerza contra la violencia machista y los femicidios.

 
Dios fue el único que me mantuvo firme hasta último momento”, declaró Sonia poco después de escapar de “La casa del Horror” en diálogo con eltrece, la única nota que brindó en aquel entonces a los medios. Ahora, su abogado cuenta que si bien se mudó nuevamente a Río Colorado mantiene un contacto fluido con ella y “está muy bien”.

 

“Ella nunca dejó de creer en la gente a pesar de lo que le pasó”, dijo Avellaneda, e indicó que sigue abocada al trabajo social en una iglesia evangelista. “Se resguardó mucho en la Fe”, expresó. La última vez que habló con ella por teléfono, un par de semanas atrás, Sonia le contó, feliz, que había sido abuela. (TN)

Más de Policiales